CUENTO CORTO

Era la décimo segunda llamada que Alfredo hacia a Andrea, si bien las once llamadas anteriores no las había podido atender por estar frente a la cámara, esta última había decidido dejarla pasar por que sus sentimientos habían ido cambiando, cada vez se sentía más vulnerable, atrapada y enamorada del hombre que la acompañaba desde hace ya seis meses.

De un momento a otro el amor que sentía por Alfredo le decía que era justo confesarle la verdad sobre su vida, pero hasta el momento la mentira que ella sostenía los había hecho felices y se sintió valiente de sentir una felicidad tan tranquila y palpable. Cuando el teléfono dejo de sonar escucho el correo de vos que Alfredo había dejado para ella, era un mensaje bastante significativo, a él se le daba muy bien aquello de alagarla sin caer en la parafernalia absurda de lo romántico convencional; cuando la vos de Alfredo se apagó se sintió afortunada de haberlo encontrado y terriblemente enferma de sí misma por mentirle.

En ese momento Andrea empezó a recapitular sobre la relación que sostenía con Alfredo, recordaba todos los momentos bellos que habían vivido juntos, desde el café amargo que tomaron en la primera cita hasta la última mañana en que abrió los ojos y se descubrió durmiendo sobre el pecho delgado y blanco de su amante.
Con todos estos pensamientos en su cabeza decidió que ser honesta era lo mínimo que debía ofrecerle a quien la había hecho feliz en los últimos meses, así que aceptaría las consecuencias de su estúpido actuar.

Andrea prendió un cigarrillo y decidió que lo más sensato que podría hacer seria contar toda la verdad, debía aclararle a Alfredo que ella no era la persona que creía, que no era una abogada respetable y que su trabajo no podría estar más lejos de defender o ayudar a otros.

Tomo una bocanada grande de humo y marco al celular de Alfredo con una urgencia que a el mismo le espanto y puso nervioso, le comunico que le necesitaba urgente, que en la noche pasaría por su casa para que hablaran, y que al igual que siempre, no se preocupara en recogerla, luego colgó excusándose en que tenía gente que atender y no podía perder más tiempo.

Esto último era cierto, un camarógrafo esperaba por ella y Andrea debía dar lo mejor de sí para lograr que los enfermos de sexo pudieran correrse a sus anchas mientras ella baila y se masturba ente la cámara.